Jack-o-lantern
Una de las tradiciones más famosas son las calabazas de Halloween. La talla de este fruto gigante es una costumbre que tiene su origen en las leyendas y las tradiciones de los pueblos celtas. Aunque hoy en dÃa es algo muy cumún y habitual tallar calabazas de Halloween con forma de cara monstruoda y meter una vela dentro. Las calabazas se utilizan sobre todo en la decoración de las casas, tanto dentro como fuera durante las fiestas. La talla es una costumbre muy arraigada en los Estados Unidos, donde este fruto es muy habitual y culturalmente ha llegado a todos los paÃses del mundo. Las calabazas pueden tallarse con cualquier cara o gesto, aunque lo habitual es que tengan rasgos monstruosos. Si quieres conocer el origen de los Jack-o-lantern tenemos la información sobre el origen de esta tradición.
Historia de las calabazas de Halloween
El origen de la tradición nace en Irlanda. Hace muchos, muchos años, un tacaño y pendenciero irlandés, llamado Jack, tuvo la mala suerte de encontrarse con mismÃsimo demonio en una taberna. Era la Noche de Brujas o Noche de Halloween.
Jack, que era un borracho, engañó al mismÃsimo diablo, entregando su alma a cambio de una última bebida. El diablo aceptó el trato y se transformó a si mismo en una moneda para pagarle al tabernero la bebida de Jack. Jack cogió la moneda a toda velocidad y la metió en su monedero.
Jack tenÃa un crucifijo dentro su monedero, asà que el diablo no pudo volver a su forma original. Jack tenÃa al mismo demonio secuestrado, asà que llegó a otro acuerdo con él. No dejarÃa salir al diablo hasta que le prometiera no pedirle su alma en un plazo de 10 años. El diablo no tuvo más remedio que aceptar el chantaje de Jack.
Diez años después de aquella noche, Jack se volvió a reunir con el diablo en el campo. El diablo iba para llevarse el alma de Jack, pero Jack pensó como salir de esa situación y dijo: «Iré contigo como acordamos, pero antes de hacerlo, ¿me traerÃas la manzana que está en ese árbol?».
El diablo pensó que no tenÃa nada qué perder por coger la manzana y dársela, ganando el alma de un pecador. De un salto llegó a la copa del árbol para coger la fruta. Pero antes que el diablo se diese cuenta, Jack ya habÃa tallado una cruz en el tronco del árbol, dejando otra vez al diablo atrapado y sin poder moverse. Entonces el diablo no pudo bajar.
Jack le obligó al diablo a prometer que jamás le pedirÃa su alma. Al diablo no le quedó más remedio que aceptar y borró la cruz. Escapando el diablo que no pudo llevarse su alma.
Jack murió años más tarde, pero no pudo entrar al cielo, por qué durante su vida habÃa sido un pecador, borracho y un estafador, como ya abÃamos. Cuando intentó entrar en el infierno, el diablo tuvo que enviarlo de vuelta, lo habÃa prometido y no podÃa reclamar su alma.
«¿A dónde iré ahora?», se preguntaba Jack y el diablo le contestó: «Vuelve por donde viniste» y vaga por el mundo de los vivos de nuevom aunque estés muerto. El camino de regreso al mundo de los vivos era oscuro y el viento no le dejaba ver nada. El diablo le dió a Jack un carbón encendido, para que le diera luz y le guiara en la oscuridad del camino de vuelta. Jack lo puso dentro de un nabo que iba comiendo, para que no se apagara con el viento. Jack emprendió el camino de vuelta vagando en las tinieblas eternamente…..
Los pueblos celtas ahuecaban nabos y ponÃan carbón dentro de ellos. Depósitaban estos nabos en las tumbas, para iluminar el camino de regreso al mundo de los vivos a sus difuntos más queridos y asà les daban la bienvenida. También servÃa para proteger de los malos espÃritus.
Cuando con el tiempo los irlandeses llegaron a América, conocieron las calabazas y vieron que estas eran mucho más grandes y fáciles de ahuecar que los nabos, asà que se cambió la tradición de meter una luz dentro de un nabo, por el de hacerlo dentro de una calabaza.
Asà se hacen tan populares los Jack-o-lantern, el tenebroso candil de Jack.